Frenar el contagio por tierra y por mar en Cataluña y Mallorca en el siglo XV: en los albores de los cordones sanitarios

From Firenze University Press Journal: Reti Medievali

University of Florence
4 min readMay 9, 2024

A finales de abril de 1475, el regente de la gobernación real mallorqui-na pregonaba a petición de las autoridades de la ciudad y reino de Mallorca restricciones al desembarco en la isla. En concreto, se impedía que el pasaje de cualquier embarcación no osara poner pie en tierra sin antes haber obtenido la autorización correspondiente de las autoridades municipales y de una comisión destinada a ocuparse de la “preservació del morbo”, o sea de la pestilencia que afectaba de nuevo al archipiélago balear. Un par de meses después, el regente de la veguería y bailía de Barcelona publicaba, a instancias de los gobernantes barceloneses, que se intensificara la guardia y custodia de los portales de la ciudad para evitar la entrada de personas que vinieran de lugares contagiados como se consideraba justamente Mallorca, además de Valencia. Debía evitarse que personas procedentes de estos reinos ingresaran en la ciudad ya fuera por mar o por tierra. Todo ello nos remite al primer desarrollo, durante el siglo XV, de medidas para controlar la movilidad tanto en ámbito terrestre como marítimo en tiempos de epidemia en los territorios occidentales de la Corona de Aragón.

Varios estudios sobre los distintos dominios aragoneses tratan el papel en materia sanitaria de las corporaciones municipales y de otras institucio-nes desde la Peste Negra. Existen análisis, en especial, para las ciudades de Barcelona, Lérida y Valencia. Estos trabajos se sitúan dentro del marco más amplio de la bibliografía sobre los brotes epidémicos históricos que arranca con obras del siglo XIX y que se asentó en décadas más recientes. Unos episodios que por razones obvias también han sido abordados al estudiar las dinámicas demográficas bajomedievales. Sin embargo, los trabajos centrados en las iniciativas que trataremos no prestan demasiada atención a la secuencia cronológica exacta de su implementación ni se contextualizan las distintas acciones dentro del proceso de consolidación de las administraciones locales. Un desarrollo institucional que en el área que nos ocupa precisamente se intensificó en paralelo a la sucesión de brotes pestíferos que se inició con la extraordinaria epidemia de 1348. Como es sabido, en los dominios ibéricos de los reyes de Aragón verdaderas administraciones municipales con competencias relativamente amplias no se consolidaron hasta mediados del siglo XIV, si bien siempre insertadas dentro de un continuo de poderes formado por la administración real o señorial. A partir de entonces aumentaron gran parte de su poder efectivo gracias a las funciones fiscales y financieras que asumieron a raíz de la presión tributaria de la Corona implicada en sucesivas guerras. Ello condujo a las autoridades municipales a intervenir en otros ámbitos de la política local dictando orde-nanzas, aunque la impartición de justicia siguió siendo competencia exclusiva de la monarquía o de los señores jurisdiccionales. Las instituciones del municipio estaban compuestas por dos órganos principales, el denominado consejo general o ordinario y el ejecutivo. Prevaleció la iniciativa de uno u otro dependiendo de cada coyuntura. En muchas poblaciones, además, existía un consejo restringido que se reunía junto a los regidores. Ante situaciones extraordinarias como guerras, crisis financieras y justamente epidemias, desde el ejecutivo pudieron crearse en paralelo comisiones especiales de expertos. Centrado en este contexto político el presente artículo propone un análisis comparado de una parte de los mecanismos adoptados por los gobernantes urbanos ante estallidos pestíferos, los tocantes a la circulación de personas y bienes que empezaron a desarrollarse durante los decenios centrales del siglo XV. Para ello se recurrirá a documentación inédita procedente de los ricos archivos municipales de los territorios estudiados y en los que se conservan series de registros de deliberaciones con actas de las asambleas municipales, a la par que, en general, volúmenes con las ordenanzas elaboradas por las autoridades locales y las cartas que enviaron a otros poderes o instituciones. En el caso concreto de la ciudad de Barcelona, además, se cuenta con un conjunto de crónicas u obras de corte historiográfico realizadas desde la escribanía del racional o interventor de la hacienda local. Las fuentes documentales se combinarán con noticias extraídas de la bibliografía local acerca de las principales poblaciones marítimas de Cataluña y Mallorca junto a núcleos de interior. También se realizarán algunas comparaciones con el caso de Valencia, mejor estudiado desde varios puntos de vista. Los distintos procesos tratarán de contextualizarse con lo observado en otros territorios del Mediterráneo occidental y del Occidente europeo. A modo de conclusión y de perspectivas futuras de investigación, se anunciarán algunas hipótesis en torno a las estrategias adoptadas por las corporaciones locales para hacer frente al contagio, las cuales pueden situarse en los albores de los cordones sanitarios implantados en episodios pestíferos de época moderna.

DOI: https://doi.org/10.6093/1593-2214/10211

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