Geopolítica de la Infodemia y Escenarios Covid-19
From Firenze University Press Journal: Comparative Cultural Studies-European and Latin American Perspectives
Concepción Sunamis Fabelo, Investigadora y Profesora Titular del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI)
Antes de la aparición del nuevo coronavirus en la provincia china de Wuhan y des-atarse la pandemia a inicios de 2020; el 2019 había dejado abierto el debate sobre una serie de cuestiones que, sin dudas, debían impactar en la agenda internacional de la nueva década en materia comunicacional. Entre estos temas puede destacarse el desarrollo de la quinta generación (5G) de redes inalámbricas para móviles, liderada por las compañías chinas Huawei y ZTE. En este escenario se ha venido desarrollando un complejo proceso de confrontación, presión y cooperación entre un grupo importante de países, entre los que se destaca, EUA, la UE, Japón, China y Rusia, fundamentalmente, debido a la competencia, rivalidad e interdependencia que condiciona esta cuestión.
Esta quinta generación convirtió la conectividad en una plataforma con lo cual las redes de acceso inalámbrico proporcionan una conectividad sin fisuras, extendida e ilimitada para todas las personas y organizaciones, y por tanto aumentaba significativamente la capacidad del control y procesamiento de datos en tiempo real. Ante este escenario, algunos países expresaron su preocupación ante la factibilidad de que Beijing pueda usar estas redes para ejercer presión o efectuar algún tipo de vigilancia electrónica. Por lo tan-to entre los posibles escenarios se barajeaba la posibilidad de que cada una de las potencias creara su propio «ecosistema» tecnológico para reducir su dependencia mutua y así obligar a sus aliados a una adhesión incondicional; de manera que en un futuro pudiera emerger uno o diversos telones de acero tecnológicos, y en último término, avanzar hacia una cierta “desglobalización” digital.
Este escenario puso de manifiesto una vez más como la competencia geopolítica se ha ido trasladando también al ámbito de la tecnología y las comunicaciones como nueva frontera del poder y escenario de reedición de la Guerra Fría. Sin dudas, esta bipolaridad tecnológica ha comenzado a crear nuevas esferas de influencia. Por si fuera poco, con el 5G todavía en una primera fase de implementación, ya se abría la carrera por el siguiente gran estándar, la Sexta Generación (6G), por parte de Japón, lo cual no solo es expresión de una competencia mundial, sino que de concretarse condicionaría una rearticulación de las alianzas.
El avance tecnológico de China ha sido objeto de críticas por occidente, bajo la acusación de utilizar herramientas tecnológicas de enorme capacidad en función de represión política. En relación con esto fueron titulares en los últimos meses de 2019 las protestas en Hong Kong y la represión de los uigures en Xinjiang. Un fenómeno asociado a este escenario es el impacto de la postverdad en el multilateralismo. Según señalan algunos especialistas, la geopolítica de la postverdad ha transformado amenazas y estrategias, en construcciones de alianzas. Rusia y China han tomado la iniciativa para intentar establecer leyes de ciberseguridad que les permitan mantener un mayor control sobre el flujo de información en la red para salvaguardar los intereses nacionales. Relacionado con este escenario, otro de los grandes retos de inicio de década fue el empoderamiento digital.
Ello ha estado muy relacionado, por una parte, con la preocupación de muchos gobiernos sobre la capacidad desestabilizadora de la desinformación, acelerada por unos cambios tecnológicos que avanzan a mayor velocidad que cualquier intento de regularlos. Por otra parte, debido al hecho de que, cada día más, grandes imperios digitales, a partir del procesamiento de datos y análisis algorítmico, acaban conociendo a las poblaciones mejor que sus gobiernos y han desarrollado una extraordinaria habilidad para escapar a su control. Desde las revelaciones de Edward Snowden sobre los servicios de inteligencia de los Estados Unidos y Gran Bretaña en 2013, hasta los más recientes escándalos protagoniza-dos por Cambridge Analytica y Facebook, la confianza del usuario occidental se ha visto comprometida y la del usuario asiático se ha puesto en alerta.
Lo cierto es que, en países asiáticos u occidentales, los sistemas de inteligencia artificial, de una manera u otra, contribuyen al control y la vigilancia de sus ciudadanos, dotando a las fuerzas de seguridad de grandes cantidades de información que puede ser procesada de manera rápida y eficiente. Como ha podido apreciarse, el escenario comunicacional de la década que se abrió el 1ro de enero de 2020, variaría en gran medida, teniendo en cuenta el curso de los acontecimientos que han sobrevenido. Sin embargo, aún en las circunstancias emergentes, las prioridades descritas no solo se mantienen sino que se han desbordado, adquiriendo matices que las ratifican y actualizan y abren nuevos enfoques sobre los mismos debates.
DOI: https://doi.org/10.13128/ccselap-12301
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