Lo decolonial como tamiz emancipatorio: dinámicas raciales y religiosas en Cuba
From Firenze University Press Journal: Comparative Cultural Studies-European and Latin American Perspectives
Ileana Hodge Limonta
Desde 1984 en el Departamento de Estudios Socio Religiosos se estudian las expresiones religiosas de origen africano en vínculo con la sociedad, utilizando varios tipos de metodologías, principalmente empíricas. La profundización en teorías y métodos de investigación históricos, antropológicos y sociales ha permitido el vínculo de la temática con aspectos de la cultura e identidad nacional. De tal suerte la cuestión étnico-racial forma parte de ese conglomerado cultural iden-titario por las propuestas, aportes, desvalorizaciones y discriminaciones sufridas desde la aparición de la colonialidad del poder, que aún hoy en el siglo XXI le dan vida y acción al pensamiento poscolonial.
He aquí la importancia de continuidad de nuestros estudios.El concepto descolonial se ha usado para determinar el fin del poder colonial y el nacimiento de una nueva era civilizatoria para la humanidad, según la cual con el fin de los gobiernos coloniales y la instauración de los Estados-Nación, nuestros pueblos latinoamericanos y caribeños se convertían en países descolonizados y, como algo ultrapasado, en poscoloniales; sin embargo, las perspectivas de desarrollo no fue decolonial. Ese proyecto civilizatorio desde presupuestos descolonizadores tuvo como centro al Hombre blanco, europeo, bajo nuevas formas de actuar, no en términos emancipatorios, sino de subyugación y/o aniquilación de otras visiones del mundo y filosofías de vida. El desarrollo económico de ese hombre blanco, europeo, estaba vinculado a formas productivas generadoras de riquezas, a la dominación de la naturaleza, a un tipo de espiritualidad que imponía un patriarcado a ultranza, ignorando formas de espiritualidades existentes en el continente subyugado.
Si nos reportamos a América, su población indígena desarrolló una espiritualidad y filosofía de vida con fuerte apego a la Pacha Mama como fuente de vida y riqueza. Algo similar incorporaron aquellas poblaciones traídas forzosamente como instrumentos de trabajo — las africanas — que también respetaban la naturaleza y adoran los espíritus del monte, que, a sus decires, esos entes sagrados formaban parte de la naturaleza e interac-tuaban con la comunidad, proporcionándoles saberes y esencias culturales. Entre ambas poblaciones se constata una posición de armonía dialéctica ante la vida en la que naturaleza y comunidad se interrelacionan, filosofía que los colonizadores prime-ro y luego los gobiernos poscoloniales despreciaron, generando un racismo epistémico que descalificaba todo tipo de pensamiento o racionalidad civilizatoria desde saberes étnicos, porque se apartaba de las relaciones intersubjetivas de la dominación eurocentrada, que se rotuló con el título de “modernidad” bajo la creencia de un Dios único, creador, justicie-ro, omnipresente y omnipotente; racionalidad que desde posiciones del poder mantuvo una conducta eurocéntrica que como señala Aníbal Quijano, fue impuesta y admitida como única, válida y emblemática de la modernidad, como marca de una perspectiva descolonial. Para adentrarnos en el tema que nos ocupa reflexionaremos sobre lo que entendemos por des y de/colonial, para desde allí, centrar la atención en cuenta nuestra historia patria cubana, establecer nexos de propuestas emacipatorias, con lo racial de modo general, y lo religioso en particular.
DOI: https://doi.org/10.36253/ccselap-13465
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